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19 septiembre 2006

Un exsacerdote y su mujer recorren las plazas para denunciar la tortura a toros y vaquillas







Un ex sacerdote recorre las plazas con su mujer hemipléjica para denunciar la tortura de toros y vaquillas.

Si a la defensa de los animales hay que ponerle un nombre en este momento es el de Carlos Pinazo, un profesor y ex sacerdote valenciano que acompañado de su mujer, hemipléjica, recorre plazas y pueblos denunciando el maltrato a los toros. Ha protestado con su pancarta ante la plaza de Toros de Valencia y desde hace años lo hace también en las fiestas de Estivella, donde la pareja pasa parte del verano. «Primero me ponía yo sólo o con algún amigo para sujetar la pancarta, pero luego pensé que podía venir mi mujer, para que les dé vergüenza ver a una persona en silla de ruedas diciéndoles lo salvajes que son», explica Pinazo.

Pese a colocarse en la plaza en plena celebración, su protesta no le ha supuesto grandes problemas con los festeros, aunque siempre informa de su iniciativa a la Guardia Civil y al alcalde para asegurarse que no le agreden, pues «siempre puede haber alguno que ha bebido de más y la lía».

Sí ha recibido alguna vez maltrato psicológico. «Un día -explica- se me acercó un individuo con una caña que se abría por la mitad y salía un cuchillo. Me dijo, ¿sabes para que es esto?, para meterle pinchazos al toro cuando se acerca sin que se vea». Aunque también encuentra gente que le apoya. Este año en Estivella repartió 11 copias de su manifiesto antitaurino a otras tantas personas que se interesaron por su denuncia. «Sabemos que no vamos a cambiar nada pero tenemos que empujar para que esto cambie», asegura. Denuncia donde puede (Valencia, Estivella o Torres Torres) la «inmoralidad» de «divertirse a costa del sufrimiento de los animales».
Incluso ha elaborado una lista con «33 formas diferentes de torturar» a los toros o a las comúnmente llamadas vaquillas. En esa lista está el «lanceado» Toro de la Vega (Tordesillas), el toro de Coria, «saeteado con dardos y cuchillos» (Cáceres), la «vaquilla estrangulada con maromas» en Cebreros (Ávila), el «toro apedreado» de Móstoles (Madrid) o el «toro aplastado con tractores» de Ciruelas (Guadalajara).
De la Comunitat Valenciana, incluye en su lista de torturas la corrida marinera de Benicarló, el bou a la mar de Dénia o el bou embolat de Estivella. «La tradición no vale cuando hay una agresión a un ser vivo», afirma.«Eso se llama sadismo y cobardía», sentencia



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